Que dolor, que pena deben sentir aquellos que se quedaron con las ganas de meterse en un conflicto sin tener ni arte ni parte. Tal y como lo establece el orden del sistema interamericano, los países de la región debatieron la crisis generada por la incursión que derivó en la caída del numero dos de la guerrilla terrorista de las FARC. Es decir, la diplomacia funcionó. Las reglas del juego diplomático se aplicaron y hasta la ofensiva del presidente Correa, estuvo ajustada a derecho (a pesar de algunos excesos). La OEA se reunió y se llegó a un acuerdo de resolución, como cabe, como es en el mundo civilizado. Esta resolución deja claramente establecido que el sistema interamericano es quien asume la seguridad en el continente y no un Estado unilateral, por ello Venezuela debe retirar inmediatamente sus fuerza militares en la frontera con Colombia La resolución enmarca dentro de los instrumentos del sistema interamericano la solución al conflicto.
Pero hubo uno que se quedó con ganas de candelero. Hubo uno que se vistió y no fue pal baile. Ese que se quedó con ganas de tapar la escasez, la inflación, la inseguridad y otras ineficiencias de su gobierno, deberá explicar ahora sus presuntas conexiones con los terroristas. Ahora deberá explicar lo de los presuntos trescientos millones de dólares para el terrorismo y otras cositas que se han convertido en la comidilla. Que dolor, que dolor que pena.
